Salou es una guirnalda sin parangón
en ese maravilloso e inmenso vergel que es la Costa Dorada. De profunda
raigambre marinera, el pueblo, convertido ya en ciudad, vive entregado al
turismo familiar, que le ha proporcionado merecida fama y reconocido prestigio
más allá de nuestras fronteras patrias. Todo ello acompañado de un desarrollo
urbanístico ordenado y racional que no ha sido óbice para que se sigan
manteniendo pretéritas tradiciones. Como, por ejemplo, ir a comprar al mercado
municipal, ubicado en la esplendorosa Vía Roma en un edificio que se erige
majestuoso hacia el cielo. El pasado sábado comenzaron las reformas de este
precioso inmueble, que destaca con orgullo en su entorno. Será más grande y al gusto de la cadena de supermercados que
se va a hacer cargo del centro comercial que, junto a él, se va a encaramar. Al acto asistió el excelentísimo alcalde de Salou, don
Pedro Granados, quien inmortalizó el momento posando junto a otros destacados
prohombres de Sociedad Civil Catalana que tanto hacen por garantizar la unidad
fraternal entre los pueblos de esa gran España libre de cadenas y tiranías
separatistas. Arriba, el momento en el que una grúa cuelga la divisa esplendorosa que, labrada en el Valle de los Caídos, presidirá el lozano mercado municipal, el cual presto abrirá sus puertas para mayor regocijo de los salouenses de bien.
(No-Do de Salou del día que aquesta nit s’emetrà, just abans de la pel·lícula, a cal Pistoles).