(Si us plau, no us oblideu de la musiqueta.) En el marco de los fastos culturales que ennoblecen a esta ilustre villa de la Costa Dorada, se ha celebrado una vistosa y emocionante exhibición castellera, con motivo de la designación de Salou como Capital Catalana de la Cultura, honroso título que enaltece nuestra herencia común.
El excelentísimo Ayuntamiento, siempre al servicio del engrandecimiento patrio, convocó para tan señalada fecha a la renombrada Colla Vieja de los Chiquillos de Valls, glorioso grupo de atletas del equilibrio y el fervor popular, quienes ofrecieron un derroche de fuerza, coordinación y sentimiento.
Desde el magno paseo de Jaime I y frente a la sede del Patronato de Turismo, los asistentes —familias enteras, visitantes forasteros y notables autoridades municipales— pudieron admirar castillos de cuerpos humanos que, uno sobre otro, se elevaban con gallardía, desafiando al viento marino y a las leyes de la gravedad. El respetable, entusiasmado, prorrumpió en aplausos cada vez que las torres alcanzaban su culminación, coronadas por intrépidos niños, ejemplo de la juventud valiente de nuestra Nación.
El acto se desarrolló íntegramente en la noble lengua de Cervantes, en clara muestra de respeto y unidad, facilitando así el entendimiento y el hermanamiento entre todos los pueblos de España. De hecho, la convocatoria del memorable encuentro ya se hizo en lengua dominante, para honrar aún más a la región catalana. Una fiesta popular, sí, pero también un testimonio de nuestra riqueza plural bajo un mismo cielo.
¡Arriba España, y viva la tradición en pro de la reserva espiritual de Occidente!