"En tiempos de los romanos, lo llamaban bacanal. Una fiesta en honor de Baco, dios del vino y las juergas, patrón del desenfreno y la cogorza. Ahora lo llaman Saloufest. La invasión de Salou por parte de este ejército anglosajón de borrachines –que no ha dejado muchos destrozos, pero que culmina con una denuncia por violación– ha sido condenada, no desde la perspectiva de la moral pública (los moralistas andan muy ocupados en juzgar a la Iglesia), sino desde la perspectiva económica. Se ha afeado a los empresarios de Salou, como sucede a menudo con los de Lloret, que se empecinen en llenar sus hoteles con turistas de baja estofa. ¿Cuándo apostarán los empresarios por un turismo de calidad?, entonan los voceadores de tópicos." (Article d'Antoni Puigvert a La Vanguardia)